lunes, abril 14, 2008

Entre la bruma del amanecer he logrado descifrar recuerdos de personas y lugares,

Personas y lugares que son fichas de un puzle, actores secundarios de una película.

Escenarios, lugares lejanos, nombres legendarios en la memoria del pasado.

El Rincón del Cómico, La Mano Tonta, El Café La Luna, y tú.

Si, tú, con tu mirada perdida, buscando el sol en la terraza de la estación de tren imaginaria, en el puente de olmos perdidos, a la sombra del depósito, entre las piedras del rio silencioso y marchito. Tu, siempre tu, como una sombra alegre, que revoletea a mi lado, como la mariposa sin alas que fuiste, que eres. Tu, siempre, siempre tu. En sueños, en realidad, siempre fuiste tú, prisionera de mis palabras, acreedora de mis sueños, hada de sonrisa impérenme.

Regresa como un fantasma intranquilo tu recuerdo, agazapado siempre en mi alma, al acecho constante de esos momentos de estrellas, de esa luna llena que se refleja en alguna mirada. Pasa la vida, pasan los días. Cuatro meses llevamos de este nuevo año, con sueños cumplidos, con terremotos reales que han removido miedos escondidos. Sigo aquí en la tierra de la luz, cuidando de tu fantasma, alimentándolo con relatos de historias pasadas. De risas apagadas. Te echo de menos, Dios, cuanto te echo de menos. Se me enfrían las lagrimas, calientes al evocarte, sabiendo que ya no existo sino tan solo el rincón olvidado de los odios pasados. Te echo de menos.

He viajado con tu recuerdo en la maleta, te acuerdas peque de la maleta grande, la misma en la que querías meterte para que nunca nos separáramos. Un día como un juego más te metiste dentro, y tu alma quedo dentro, un trozo de ella al menos. Ahí quedo reflejada tu sonrisa. Te echo de menos.

Supongo que te sorprenderá que te escriba, te extrañara que te evoque. Hace ya tanto tiempo, las heridas están cerradas, aunque queda como un tatuaje la cicatriz de tus miradas.

Me fui, tantas veces desde entonces. Arribe en lugares extraños, descubrí de nuevo la luz, y me perdí en cuevas vacías. Hemos bebido café juntos, yo y tu fantasma, en lugares que siempre soñamos con descubrir, en rincones olvidados donde no había rencores, tan solo silencios apagados.

Ahora soy naufrago, con barba de muchos días, en una isla llena de luz, en el último rincón del Mediterráneo. No soy lo que pensamos que seria. No he cambiado.

Soy muy feliz, aunque con intermitencias, soy poeta ya sabes y no puedo dar cuartel a la nostalgia. Alimento de mis palabras.

Vivo entre geranios, en un balcón abismal entre montañas y el agua.


Soy como soy, como me enseñaste a ser. Con mi sonrisa ladeada y mi mirada triste. Me pelee con todos, con el mundo. No sé si he ganado.

Ahora estoy en tregua, reconciliado con la memoria, con todos menos con tu fantasma.

He decidido que este va aser el año de hacer algo, de cambiar algo, de reflejar algo.

Y quiero empezar asi, mirando hacia adelante pero sin ovidarte, tu me diste fuerzas entonces, y de alguna manera sigues siendo el motor que mueve mis pasos.

Ya están cambiando muchas cosas. He conocido gente nueva y en general estoy mas ocupado y por consiguiente mas feliz.

Besos.

Escuchando: Celtas Cortos: La senda del tiempo y 20 de abril.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosas palabras ufff muy lindas me he quedado medio boba!!!!

Carmen, QK, Carmencita, Carmela, Soli, Mela, "a menina"... depende! dijo...

FEDEEE!q tal?! es una interrogaci'on ret'orica, xq ya veo q muy bien, en tu isla de la luz como t'u la llamas... a ver cu'ando te pasas x mi blog! un besin muy fuerte, y aguanta ahi q yo tengo caer x ahi como sea!